29 enero 2012

La Reforma y la Inquisición

Cuando el tiempo pasó, la campaña en contra de los no cristianos continuó. A todo lo que los Wiccanos hacían, se les daba la vuelta y era usado en su contra. Si los Wiccanos realizaban un rito para aumentar la cosecha, eran acusados de realizar ritos para una mala cosecha y mortandad de animales. Un antiguo ritual de fertilidad consistía en que los pobladores tenían que salir al campo en la noche de luna llena, montados sobre un tridente o una escoba, a bailar en el campo. Ellos saltaban en el aire y daban vueltas, bailando y celebrando la fertilidad del campo, y simbolizando el crecimiento y cuán alto crecerían las cosechas. Una forma inofensiva de magia simpatética. Pero la Iglesia no sólo los acusó de hacer rituales en contra de las cosechas, sino de volar por los aires montados en sus escobas… seguramente una obra del diablo.

En 1.484, el Papa Inocente VIII emitió su bula en contra de las brujas. Dos años más tarde, dos monjes alemanes, Heirich Institoris Kramer y Jakob Sprenger, escribieron el “Maleus Malificarum” (o “Martillo de las Brujas”), en este libro se daban instrucciones específicas para la persecución de los brujos. Sin embargo, cuando este libro fue enviado a la Universidad de Teología de Cologne – los censores máximos de aquella época – la mayoría de los profesores se rehusaron a tener algo que ver con el mismo libro. Kramer y Sprenger, ignoraron la desaprobación de la facultad, hecho que no fue descubierto hasta 1.898.

Poco a poco la histeria creada por Kramer y Sprenger se expandió. Como el fuego se expandió rápidamente a través de toda Europa, llegando a los lugares menos pensados. Por casi 300 años los fuegos de la persecución ardieron; hombres y mujeres se volvían locos. Pueblos enteros donde se sospechaba que habían uno o dos brujos, eran sacrificados bajo el grito de “Destruyan a todos que el Señor reconocerá a los suyos”. En 1.586 el Arzobispo de Treves decidió que los brujos del pueblo habían sido los responsables del severo invierno, por lo cual 120 hombres y mujeres fueron sometidos a tortura para lograr una “Confesión”, por la cual fueron quemados vivos, bajo el cargo de interferir con los elementos. Un ejemplo del tipo de histeria originado por los monjes es el caso del Las Brujas de Salem, en el cual de todas las personas que fueron colgadas bajo el cargo de Brujería, posiblemente solo dos eran reales seguidoras de la antigua religión. Todos los demás eran pilares fuertes de la Iglesia del lugar, hasta que unas niñas los acusaron de Brujos.


Fuentes: Guía para el Practicante Solitario
Scott Cunninghan

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